Desde un principio, la idea de que el presente glosario fuera multilingüe fue una de las piedras angulares en la concepción del proyecto: no se puede hablar de multiculturalidad en una obra redactada en un solo idioma y que por lo tanto refleja la idiosincrasia de una sola cultura. Se previó así convocar a expertos en el tema provenientes de diferentes partes del mundo que hablaran portugués, inglés, español o francés, cuatro de los idiomas más representativos en la materia a nivel mundial en la actualidad. Cada autor definiría un concepto en su lengua materna y posteriormente debía enriquecerlo gracias a un debate conjunto entre todos los autores participantes. Los artículos finales serían luego traducidos a los cuatro idiomas.

El panorama se complicó al caer en cuenta de que no todos los autores hablaban los otros idiomas diferentes del suyo propio. Se pensó entonces recurrir a la ayuda de un equipo de traducción no sólo para la traducción de los artículos al final del proceso de redacción sino para la traducción de la primera versión de los artículos que serviría para la comunicación y el intercambio entre los 27 autores y los 3 coordinadores.

Para coordinar este complejo trabajo de traducción que se requeriría a lo largo de todo el desarrollo del proyecto se contó con la participación de la Unión Latina.

El proceso de traducción

Se convocó a profesionales de diferentes países para conformar el equipo de traducción. La mayor preocupación fue tratar de mantener la pluralidad del proyecto -sobre todo teniendo en cuenta que estos 4 idiomas son hablados en una vasta zona geográfica. Se logró mantener la diversidad respecto a la procedencia. Sin embargo, se corroboró una vez más que los interesados en temas relacionados con las lenguas y por ende con la labor de traducción son en su mayoría mujeres. Así, participaron en el proceso de traducción traductoras de Brasil, Cuba, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Paraguay y Venezuela (ver presentación de las traductoras).

La gestión del proceso de traducción no fue tarea fácil. El hecho de que las traductoras participantes tuvieran procedencias tan variadas nos obligó a mantener un contacto exclusivo vía mensajería electrónica. Cada texto recibido en una primera versión en su lengua de origen fue inmediatamente enviado a las traductoras para su respectiva traducción en los otros tres idiomas. Una vez traducido, se incluía el artículo en el sitio web del proyecto para que estuviera a disposición de los demás autores y se pudiera iniciar así el debate sobre cada concepto.

Gracias a los intercambios entre los autores y coordinadores del proyecto, los artículos fueron mejorados, algunas veces añadiendo ideas, otras más bien suprimiéndolas o en ocasiones simplemente modificando la estructura interna del texto para hacerlo más accesible al público en general. Posteriormente, la nueva versión de los artículos fue enviada a las respectivas traductoras para realizar las modificaciones necesarias en los otros idiomas. Terminada esta etapa, los artículos quedaron listos para su publicación en el sitio web y en versión impresa.

Este fue, a grosso modo, el sistema de trabajo. Sin embargo, viendo un poco más en detalle el desarrollo de este proceso de traducción, pudimos observar que esta obra constituye en sí la prueba palpable de la utilidad de las nuevas tecnologías de la información en la sociedad actual. En efecto, un proyecto semejante no hubiera podido ver la luz - por lo menos no en un periodo de tiempo tan reducido - hace algunos años, cuando no se disponía de una herramienta como Internet. La condición vital de contar con la participación de especialistas y de traductores de todas partes del mundo hubiera quedado en simple proyecto.

Internet, multilingüismo y multiculturalidad

Efectivamente, esta obra fue realizada tal y como se pensó en gran medida gracias a Internet. Sin embargo, la comunicación por Internet y el trabajo en equipo a distancia no sólo traen ventajas consigo, también representan ciertas dificultades.
Con el propósito de tener una comunicación fluida tanto entre los coordinadores, como entre éstos con los autores y con las traductoras, se crearon diferentes listas de discusión. Hubo una lista dedicada exclusivamente al trabajo de coordinación, otra sirvió de medio de comunicación entre los coordinadores, los autores y las traductoras, y una tercera fue puesta a entera disposición de las traductoras para resolver dudas relativas a los idiomas.

No obstante, uno de los mayores problemas “técnicos” es, por supuesto, el acceso a Internet. Como es del conocimiento de todos, en muchos países del Sur, ya sea por cuestiones técnicas o de costos, no es fácil acceder a esta herramienta. En algunos casos, debido a este tipo de dificultades, las listas de discusión no cumplían su función comunicadora; algunas de las traductoras, al no tener acceso directo a una conexión de Internet, no recibían en tiempo real mensajes urgentes de modificaciones de último minuto o intervenciones de los autores que debían ser traducidas para alimentar el intercambio entre ellos, por citar algunos ejemplos.

Este último caso de comunicación entre los autores nos ayudó a tomar conciencia de otro detalle “técnico”. Al no tener pronta respuesta de las traductoras y con el objetivo de acelerar el intercambio de ideas entre los miembros del equipo, se optó por utilizar un programa de traducción automática a nivel interno en las listas de discusión. Este recurso simplificó los problemas de comunicación cuando el lector final de dicha traducción tenía ciertos conocimientos del idioma de origen; no obstante, para aquellos que lo desconocían, estas traducciones no comunicaban ningún sentido o, lo que es peor, transmitían contrasentidos. Entonces, la intervención de los coordinadores y de las traductoras se hacía necesaria para aclarar las dudas.

Esta situación puso de manifiesto el gran error de aquellos que piensan que un traductor será reemplazado tarde o temprano por la traducción automática. Estamos lejos de que esto suceda. En todo caso, será difícil concebir un programa que sea capaz de identificar los pequeños -o grandes- matices de las diferentes culturas que conforman nuestro planeta y, más aun, que sea capaz de entrar en comunicación con los autores de los textos tratados para aclarar términos ambiguos, como fue el caso en este proyecto.

Cabe mencionar también que algunos de los autores, como un síntoma más de la globalización, no residen en sus países de origen y hablan diferentes idiomas, pudiendo expresarse mejor a nivel profesional en un idioma extranjero que han “adoptado” por haber realizado sus estudios o por desempeñar sus cargos en estos idiomas. Algunos de estos autores redactaron sus artículos en estos idiomas “adoptados”. No obstante, si bien es cierto que dominan la jerga profesional, la gramática puede tener ciertas fallas.

Por otro lado, muchas veces el autor de un texto se encuentra tan inmerso en el tema que le ocupa que no se percata de que su texto no es suficientemente claro para los lectores.

En estos casos, frente a “deslices gramaticales” o ambigüedades terminológicas, el traductor juega un papel muy importante; un programa de traducción automática no tendrá nunca la capacidad intelectual de un traductor para interpretar dichas fallas ni contará con la posibilidad de hacer consultas sobre imprecisiones, ofreciendo como resultado un texto ininteligible.

Quisiéramos finalmente poner de relieve que fueron justamente las intervenciones de las traductoras en la lista de discusión común solicitando aclaraciones sobre terminología en este campo del saber las que provocaron numerosos debates entre los autores. En estos debates cada autor defendió su propio enfoque frente a dichos términos, lo que confirmó la necesidad de una obra como ésta para llegar a ciertos “acuerdos” respecto a conceptos en plena creación y constante cambio, sin olvidar las diferencias que implica la diversidad cultural.

En efecto, el carácter multicultural de esta obra le debe mucho a las traductoras participantes. ¿Hubiéramos podido hablar de multiculturalidad basándonos en una obra traducida mecánicamente? Cada autor plasma la idiosincrasia de su pueblo con respecto a un concepto perteneciente a un tema tan amplio como la llamada Sociedad de la Información, pero ¿hasta qué punto las nuevas tecnologías de esta nueva sociedad hubieran sido capaces de reflejar cabalmente y por sí solas las diferentes culturas que van contenidas en estos textos? Hemos visto que sólo la experiencia de los traductores y la comunicación constante con los autores permiten obtener un texto claro y preciso en un idioma diferente. Y, muchas veces, es la participación de los traductores la que permite incluso enriquecer un texto en lengua original.

Agradecemos pues una vez más a las traductoras participantes por su importante labor en la realización de este proyecto multicultural y multilingüe, así como por su capacidad de colaboración y compromiso con esta tarea comunicadora.

3 de abril de 2006

couverture du livre enjeux de mots Este texto es un extracto del libro Palabras en Juego: Enfoques Multiculturales sobre las Sociedades de la Información. Este libro, coordinado por Alain Ambrosi, Valérie Peugeot y Daniel Pimienta, fue publicado el 5 de noviembre de 2005 por C & F Éditions.

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Los desafíos del multilingüismo 26 de febrero de 2012

HOLA
Mi nombre es Manuel Alcázar Cruz, he trabajado un poco con temas de indígenas en Jalisco, México, este texto me agrada mucho y me da ideas nueva para continua trabajando ese contexto. Felicidades.