El usuario de las nuevas tecnologías de información y de comunicación (TIC) presenta características que lo diferencian de las figuras del lector, del oyente o del telespectador, asociadas a los diferentes medios masivos de comunicación. La posibilidad de comunicar, de producir y de intercambiar con las TIC invita a definir a aquellos que las utilizan subrayando la dimensión activa, simétrica y participativa de su implicación con las tecnologías. Así pues, la figura de usuario pareció particularmente bien adaptada al universo de las nuevas tecnologías en el sentido de que permite disociarse de la caracterización mercantil del consumidor o de la representación pasiva del receptor de los medios masivos. Al hablar de usuario antes que de utilizador, es también posible insistir sobre el hecho de que la relación de las personas con las herramientas técnicas no puede ser reducida a la aplicación de las funciones previstas por los que las concibieron, sino que la apropiación de las tecnologías es una actividad social, cultural, económica y política de pleno derecho. El uso de las tecnologías, en efecto, se inscribe profundamente en la vida social de las personas y es reductor considerar el impacto de las TIC como un simple asunto de costo, de funcionalidad o de simplicidad de las interfaces. Es la razón por la cual la cuestión de la apropiación por el uso juega un papel importante en el análisis de las transformaciones que las nuevas herramientas de comunicación aportan a nuestras sociedades.

En este artículo, proponemos volver sobre la génesis de la noción de usuario e insistir sobre una característica esencial del uso de las nuevas tecnologías: la innovación nace tanto en las prácticas de los usuarios como en los laboratorios de los centros de investigación pública o industrial. En efecto, ciertas rupturas más significativas en los comportamientos de comunicación (el software libre, las herramientas cooperativas de publicación, el wifi, el P2P, los blogs, etc.) no fueron iniciadas “desde arriba”, por un plan de desarrollo industrial que acompañara la puesta a disposición de una nueva tecnología salida de los laboratorios de investigación, sino que han tomado forma “desde abajo”, en términos de un proceso cooperativo que reúne de manera voluntaria a redes de usuarios. Se definirá a las innovaciones por el uso (también llamadas “innovaciones ascendentes” [bottom-up innovations] o “innovaciones horizontales”) como innovaciones tecnológicas o de servicios que nacen de las prácticas de los usuarios y se difunden a través de las redes de intercambios entre usuarios. Estas innovaciones por el uso, que se desarrollan independientemente de los ciclos “verticales” de la innovación, se volvieron una característica esencial, aunque no exclusiva, del desarrollo de la sociedad de la información.

Usos y usuarios de los medios y de las TIC

La noción de “uso” apareció en la sociología de los medios con la corriente funcionalista de los “Uses and gratifications” en los trabajos americanos de los años 60 y 70 [1]. Los promotores de este abordaje buscaban tomar distancia con el paradigma entonces predominante que analizaba exclusivamente la acción de los medios masivos de comunicación en términos de efecto. Que la conclusión sea la existencia de “efectos fuertes” como la escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer) o de “efectos limitados” (Lazarsfeld), las primeras tradiciones de estudios de las herramientas de la comunicación planteaban la misma pregunta: ¿Qué hacen los medios a la gente que está expuesta a ellos? La corriente de los “Uses and gratifications” buscó apartarse de este mediacentrismo transformando el sentido de la pregunta planteada por los fundadores de los estudios de comunicación. Ya no preguntan cómo los medios influyen sobre las personas, sino ¿qué hace la gente con los medios? Este cambio de paradigma va a abrir el espacio de investigación a otra concepción de la relación de los usuarios con las herramientas de comunicación. En una perspectiva funcionalista, los investigadores de la corriente de los “Uses and gratifications” consideran en consecuencia que los utilizadores no reciben mensajes pasivamente, sino que utilizan activamente los medios para retirar de ellos satisfacciones específicas que responden a necesidades sicológicas. Aunque esta escuela ha sido criticada porque reducía a menudo la atracción por las tecnologías a mecanismos de compensación sicológica, estos primeros trabajos abrieron el camino para un análisis del uso que se emancipa de un determinismo unilateral de la técnica sobre la sociedad.

En Francia, la obra colectiva de Michel de Certeau, L’invention du quotidien (1980) [2], jugó un papel fundador en materia de estudio de los usos. Historiador y sicoanalista, Michel de Certeau reconoce de buenas a primeras la capacidad de los individuos para la autonomía y la libertad. Su abordaje consiste en detectar los mecanismos por los cuales los individuos se vuelven sujetos que manifiestan formas de autonomía en un conjunto muy amplio de prácticas de la vida cotidiana, el consumo, la lectura o la vivienda. Con sus descripciones finas de las “artes de usar” y de las “maneras de hacer” de los usuarios, Michel de Certeau muestra cómo las prácticas de los usuarios marcan una separación, una diferencia con el programa que la tecnocracia y las industrias culturales buscan imponerles. Las personas ordinarias, afirma, muestran capacidades creativas que los industriales no sospechan: mediante astucias, bricolaje o rodeos - que Michel de Certeau reunirá bajo el término de “caza furtiva” - pueden inventar una manera propia de caminar en los universos construidos por las industrias de la cultura o las tecnologías de comunicación. Accionando un juego sutil de tácticas (que les aseguran el control por el tiempo) que se oponen a las estrategias de las grandes tecnocracias (que tienen el control sobre el espacio), los usuarios manifiestan una forma de resistencia moral y política.

Los trabajos de Michel de Certeau han influenciado fuertemente los estudios de usos en Francia o en la corriente británica de los cultural studies. Ellos permitieron ampliar la visión más allá de la relación individual de las personas con las interfaces tecnológicas. Introdujeron el tiempo y las dinámicas de aprendizaje como un factor clave de la apropiación y de la estabilización de los usos en hábitos o rutinas. Permitieron finalmente insistir sobre el carácter fundamentalmente imprevisible de los usuarios que no cesan de transformar y de desviar los servicios y las tecnologías que les son ¬ofrecidos, como lo atestigua el éxito de los SMS que los industriales no habían previsto.

En cuanto a la noción de apropiación, se remonta a las preocupaciones de los investigadores que formaron el núcleo constitutivo de los primeros estudios de uso de las TIC. Próximos a la corriente de inspiración marxista de la autonomía social, los promotores francocanadienses y franceses de la noción de apropiación en los años 70 y 80, deseaban desarrollar una sociopolítica de los usos que llamara la atención sobre la dimensión conflictiva de la apropiación de las tecnologías en el seno de las relaciones de producción y de reproducción de la economía capitalista. La noción de apropiación permite describir el proceso de interiorización progresiva de competencias técnicas y cognitivas obrantes entre los individuos y los grupos que manejan cotidianamente estas tecnologías. Serge Proulx considera que se requieren cuatro condiciones para la apropiación social de una tecnología:

a) El dominio técnico y cognitivo del artefacto; b) la integración significativa del objeto técnico en la práctica cotidiana del usuario; c) el uso repetido de esta tecnología que abre hacia posibilidades de creación (acciones que generan novedad en la práctica social); d) finalmente, a un nivel propiamente más colectivo, la apropiación social supone que los usuarios estén adecuadamente representados en el establecimiento de políticas públicas y al mismo tiempo sean tenidos en cuenta en los procesos de innovación (producción industrial y distribución comercial”)[3].

Como lo atestigua esta reconstitución sucinta de la historia de la noción de uso en el campo de las TIC, lo que está en juego es un vuelco de la perspectiva que apunta a devolver a las personas un poder de actuar, adaptar y crear, frente a las tecnologías que pretenden prescribirles maneras de hacer y de actuar.

El uso creador

La historia de las recientes tecnologías exitosas muestra que los usuarios son también frecuentemente actores esenciales de la innovación. Es, en efecto, cada vez más difícil aislar un proceso de innovación que solo tendría lugar en los centros de investigación, de las dinámicas sociales que asocian muy estrechamente a usuarios, tecnologías, innovadores y militantes que forman un ambiente propicio para la innovación en el campo de las TIC. De hecho, estudiantes ingeniosos y apasionados de la música dieron origen a la concepción de los sistemas P2P que permitieron el uso masivo y popular de Internet de alta velocidad. Militantes asociativos americanos fueron a buscar una frecuencia no utilizada de la banda de radio, la 802.11, o “wifi”, para hacer despegar la alta velocidad de radio que los industriales tardaban en iniciar. Informáticos interesados en cultura general iniciaron la concepción cooperativa de una enciclopedia universal y múltiple, Wikipedia, que rivaliza actualmente con los productos editoriales del sector. Militantes de la sociedad civil internacional desarrollaron las herramientas más originales de comunicación y de coordinación multilingüe para intercambiar alrededor de todo el planeta. Aunque muy diferentes, estas múltiples innovaciones presentan características que provienen de la lógica de innovaciones por el uso: ellas parten de los usuarios y se difunden en la red organizando la cooperación entre los usuarios.

Aun si este proceso de innovación por los usuarios no se limita al universo de las tecnologías informáticas y de telecomunicación, el desarrollo del modelo de producción cooperativa y abierta del software libre constituye la forma más emblemática y de más alto rendimiento de las innovaciones ascendentes. La generalización de la disponibilidad de las herramientas de comunicación y la digitalización de la información constituyen, en efecto, un contexto particularmente propicio para la difusión de estas innovaciones que se sustraen, al menos parcialmente, del mercado, cuando los innovadores juzgan necesario mantener abierta la innovación y asegurar el acceso gratuito. Ahora bien, se constata actualmente que el modo de organización y el espíritu del software libre se extienden y se generalizan a otros sectores. A la producción y a la distribución de contenidos, en primer lugar: medios de comunicación alternativos en modo open publishing (Indymedia, OurMedia), enciclopedias abiertas (Wikipedia), puesta a disposición de conocimiento científico (como los proyectos Telabotanica, Gutemberg o el sistema de publicaciones científicas de la Public Library of Science). Al hacer de las infraestructuras de comunicación un bien común, como en el caso de ciertos defensores del wifi, el ingenio de los utilizadores se dirige actualmente hacia las maneras de desarrollar servicios para compartir la conectividad. Esta proliferación produce una tendencia a la fragmentación del conjunto del sector de las TIC, que tendrá consecuencias importantes sobre los modelos industriales de los grandes operadores.

La noción de innovación por el uso se inspira en una intuición desarrollada en los trabajos de Eric Von Hippel [4], profesor de la Sloan School of Management del MIT, sobre las “innovaciones horizontales” en las cuales el usuario no es simplemente “astuto” o “furtivo”, como en la figura del desvío inesperado de las herramientas técnicas que la sociología del uso ha popularizado, sino que se compromete un poco más lejos, participando directamente en la confección de innovaciones a partir de las tecnologías y de los servicios que se hallan a su disposición. Eric Von Hippel aísla de este modo a un grupo de actores, los user/self-manufacturers, del conjunto de los usuarios, y señala, a partir de encuestas sobre segmentos industriales muy diferentes que, según los mercados, 10 a 40% de los utilizadores remodelan o arreglan con sus propias manos los productos que compran [5]. Los actores de la innovación horizontal no son pues necesariamente usuarios “avanzados”, “intensivos” o “high-tech” que sirven como “grupos de referencia” en los estudios de mercado para identificar las dinámicas de difusión de los nuevos productos y servicios. En efecto, ni el nivel económico, ni la tecnofilia, el nomadismo o el estatus profesional conducen, más específicamente que otras variables, a estos lead users a convertirse ellos mismos en productores de innovaciones o de nuevos servicios. Lo que constituye a un grupo de usuarios en la vanguardia de una “innovación horizontal”, es antes que nada la inquietud práctica y concreta de encontrar por sí mismos y con sus propios medios soluciones adaptadas a sus necesidades - estrategia que los actores económicamente favorecidos adoptan pocas veces, a menudo porque el tiempo, a diferencia del dinero, les falta. La innovación ascendente procede del uso y ella toma impulso en las múltiples exploraciones que ciertos usuarios emprenden procediendo a adaptaciones, astucias ingeniosas, bricolages low-tech y ensamblado de productos existentes.

Adaptar los productos y servicios a sus propias necesidades transformándolos no es exclusivo del mundo del software libre y de las nuevas tecnologías. Esta manera de hacer nacer la innovación de las prácticas ¬inventivas de los utilizadores es hasta muy frecuente en los mercados “gran público” donde ella ha sido adoptada por los dispositivos avanzados del marketing. El mundo del surf, explica por ejemplo Eric Von Hippel, ha sido revolucionado por una innovación producida en 1978 en Hawai por un grupo de jóvenes surfistas que improvisaron un soporte de pies para sostener la tabla cuando saltaban sobre las olas. Esta pequeña adaptación técnica, que requería algunas cintas y un pote de cola, permitió hacer más accesibles las figuras acrobáticas complejas reservadas a una élite de surfistas súper entrenados. La práctica elitista y restringida del surf se vio revolucionada y la sucesión de innovaciones aportadas por sus practicantes a la tabla para mantener el contacto con el surfista favoreció la ampliación de esta actividad a nuevos públicos. Si bien los industriales adoptaron rápidamente las micro-innovaciones aportadas a la tabla de surf, solo pudieron acceder a ellas observando, en las playas y en los pequeños talleres de los alrededores, los múltiples bricolajes que los surfistas intercambiaban con entusiasmo.

Confiar en la sagacidad de los utilizadores permite hacer emerger funcionalidades que responden directamente a sus necesidades. Los usuarios avanzados son siempre los mejores intérpretes de sus necesidades y la expresión de éstas está a menudo tan fuertemente incorporada en contextos de utilización específicos que es difícil y costoso para los industriales comprenderlas y extraerlas de su entorno. Es la razón por la cual cuando la necesidad “adhiere” fuertemente al contexto del uso, puede ser más fácil para los usuarios desarrollar por sí mismos la solución a sus problemas. La innovación por los usuarios despeja más fácilmente el camino a nuevas funciones que vienen a satisfacer necesidades, hasta entonces mal o poco identificadas. En efecto, las incitaciones a innovar de los usuarios y de los industriales son diferentes; mientras que los usuarios buscan encontrar la mejor funcionalidad para su necesidad, los industriales se ven incitados a desarrollar una solución a partir de su dominio de los procedimientos genéricos con el fin de reducir los costos de transferencias de la necesidad específica de los clientes. De suerte que usuarios e industriales tienen tendencia a desarrollar dos tipos diferentes de innovación porque disponen de informaciones asimétricas. Un estudio sobre el desarrollo por los usuarios o por los industriales de las innovaciones en las funcionalidades de los ¬instrumentos científicos ha demostrado así que los utilizadores tenían más bien tendencia a desarrollar instrumentos que les permitieran hacer cosas nuevas, mientras que los industriales tenían tendencia a desarrollar nuevos instrumentos que hicieran la misma cosa, pero de manera más simple o más segura [6]. Cuando la necesidad y la solución pertenecen a la experiencia del utilizador, éste puede crear un nicho de innovación de bajo costo (user’s low-cost innovation), un verdadero pequeño laboratorio personal, que se refiere generalmente al desarrollo de funcionalidades inéditas.

Abrir y compartir

Mientras que en el modelo de la innovación centrado sobre la firma, las innovaciones son protegidas por cláusulas de propiedad intelectual y destinadas a un mercado de clientes individuales y atomizados, en el modelo de innovación por el uso, las innovaciones están abiertas y circulan, de manera reticular, entre los usuarios. Existe una relación estrecha entre el hecho de revelar su innovación y el hecho de compartir su desarrollo con los otros usuarios. Cuando la innovación es conducida por los usuarios, explica Von Hippel, éstos están interesados en revelar a los demás su innovación antes que en conservarla secreta o tratar de protegerla por cláusulas de propiedad intelectual. Numerosos argumentos vienen a sostener esta hipótesis. Los primeros son contingentes. Es, en efecto, muy difícil para las personas privadas disponer de recursos suficientes para mantener una patente y licenciar una innovación. Y estas protecciones jurídicas son a menudo fáciles de obviar, tanto más teniendo en cuenta que las innovaciones de usuarios emergen frecuentemente en el mismo momento y en diferentes lugares. La segunda categoría de argumentos es más fundamental. Numerosos antecedentes, a los cuales la aventura del software libre ha dado una nueva escala, muestran que la innovación mejora su calidad gracias al apoyo colectivo que recibe y a su capacidad de integrar por ajustes sucesivos las mejoras aportadas por otros. La innovación es un proceso de aprendizaje por el uso, tanto que buscar protegerla y controlar sus utilizaciones debilita su calidad y sus oportunidades de atraer la atención de los industriales. Esta ley de eficiencia de la cooperación abierta ha sido resaltada por los promotores del software libre, detrás de la célebre fórmula de Eric Raymond “given enough eyeballs, all bugs are shallow” : “More users find more bugs because adding more users adds more ways of stressing the program... Each [user] approaches the task of bug characterization with a slightly different perceptual set and analytical toolkit, a different angle on the problem. So adding more beta-testers... increases the probability that someone’s toolkit will be matched to the problem in such a way that the bug is shallow to that person” [7].

Es también en razón del carácter heterogéneo de las capacidades y de las necesidades de los usuarios intensivos que la innovación puede beneficiarse de la diversidad de sus puntos de vista y de sus soluciones para encontrar una forma estable y generalizable. Mientras que la innovación industrial trata de producir una solución genérica a partir de las competencias específicas y de los procedimientos de fabricación que ella domina apuntando a una figura promedio y estándar de la necesidad, las innovaciones por el uso producen por su parte innovaciones que hacen converger las especificidades de las soluciones de los utilizadores. A lo genérico producido “desde arriba” en dirección de una necesidad promedio, la innovación por el uso opone otra forma de lo genérico, construida por ajuste progresivo de la multiplicidad de las soluciones aportadas por los utilizadores. Ella privilegia la integración de las diferencias a la reducción hacia el promedio. “When users’ needs are heterogeneous and when information drawn on by innovators is sticky, it is likely that product-development activities will be widely distributed among users, rather than produced by just a few prolific user-innovators” [8] Se comprende entonces que este proceso parezca más “creativo”, en tanto que permite más fácilmente la integración de puntos de vista heterodoxos en la concepción.

Los tres círculos de la innovación por el uso

En los procesos de innovación por el uso, se puede distinguir tres círculos de actores diferentes: el núcleo de los innovadores, la nebulosa de los contribuidores y el círculo de los reformadores. La mayoría de los procesos observados funcionan según este modelo por círculos concéntricos (cf. fig. 1)

Fig. 1. Los tres círculos de la innovación por el uso
1. Un núcleo restringido de innovadores

La iniciativa de las innovaciones por el uso es conducida por un grupo muy pequeño de personas, como el colectivo Minirézo en el origen de SPIP, o a menudo hasta por un solo individuo que ejerce luego un control vigilante sobre el destino de su iniciativa, como es el caso del fundador de Wikipedia, Jimmy Wales. Contrariamente a la idea frecuentemente difundida por los defensores de innovaciones con base cooperativa, el desarrollo “técnico” de estas innovaciones es raramente una producción colectiva ampliada, sino que a menudo esconde a un grupo restringido de fundadores y una verdadera jerarquía en las formas de participación en la innovación, aun cuando esta jerarquía esté a veces disimulada, a fin de no entrar en contradicción con el discurso igualitario de los promotores de dichas innovaciones.

Esta primera iniciativa está asociada a menudo muy estrechamente con la resolución de un problema práctico que encuentra el iniciador en su vida personal. En 1989, Col Needham se cansó de no poder recordar los títulos de las películas que le gustaban. Así pues creó una base de datos personal para registrar títulos de películas, sus directores y actores, en un newsgroup de Usenet. Diez años más tarde, el Internet Movie Database, más conocido bajo el acrónimo IMDb, se convirtió en uno de los “10 sitios esenciales” según Time Magazine. 25 millones de personas se conectan a él cada mes para consultar una base de 6,3 millones de películas, construida de manera cooperativa por sus utilizadores. Los innovadores mezclan a menudo sus actividades personales o de distracción a las competencias técnicas que han adquirido y desarrollado en un marco ¬universitario o profesional. Este efecto de “aprendizaje por el uso” adquiere una importancia muy grande en el caso de las innovaciones con base cooperativa, lo que les confiere como propiedad esencial una “adherencia” (stickiness) al contexto de uso colectivo que les ha dado origen y hace muy difícil su desplazamiento en el marco cerrado de la investigación en laboratorio.

2. La fuerza de la nebulosa de los contribuidores

Un segundo rasgo común a estas innovaciones es el al hecho de que estos proyectos personales adquieren fuerza y consistencia en la movilización de redes sociales de allegados, que vienen no solamente a alentar a los iniciadores, sino también a aportar su contribución al proyecto. Los amigos de Col Needham inscriben sus películas favoritas en la base que él acaba de crear, los de Jimmy Wales le proponen rápidamente los primeros artículos de la Wikipedia, la notoriedad de SPIP y de sus primeras utilizaciones siguieron, en su primera fase, a una difusión a través de la red de amigos y militantes de sus promotores, etc. Los innovadores se hallan de este modo reforzados en su proyecto por la fuerza de los compromisos que suscitan. La intervención de los contribuidores procede de la reputación en la red de la notoriedad de la innovación. Ella es raramente sostenida por técnicas de difusión comercial o estrategias promocionales de gran envergadura. Por otra parte, esta nebulosa de contribuidores que rodea al núcleo de los innovadores interviene más bien para animar intercambiando contenidos, que sobre el dispositivo técnico en sí mismo. Una división de roles aparece entonces entre participación en la innovación técnica y contribución a los contenidos. Esta diferencia de naturaleza en las formas de compromiso constituye un resorte esencial en el modo de difusión de las innovaciones con base cooperativa y determinan a menudo su destino.

3. El ecosistema de los reformadores

En la articulación entre el núcleo de los innovadores y la nebulosa de los contribuidores se forma progresivamente un segundo círculo de reformadores más involucrados que intervienen en el proyecto técnico para reforzarlo y mejorarlo. Este segundo círculo aparece principalmente cuando efectos de escala obligan a modificar y a intervenir sobre el dispositivo técnico inicial para garantizar su perennidad, produciendo un conjunto de variantes, agregados, funcionalidades especializadas que van a reforzar progresivamente los dispositivos instalados. Los hilos RSS refuerzan a los blogs, la Fundación Wikimedia capitaliza los proyectos con base cooperativa para Wikipedia, etc. Las innovaciones ascendentes forman así ecosistemas, que funcionan a veces según las lógicas de competencia de un mercado, sancionando los proyectos por el uso, pero que también permiten a cada innovación beneficiarse con los efectos externos que juegan unas con respecto a otras. Las consultas sobre IMDb, por ejemplo, tomaron una nueva dimensión con el desarrollo de “softwares P2P”, a los cuales ofrecen un sistema de búsqueda de buen rendimiento y universal. La intervención de los “reformadores” contribuye de este modo a convertir en genérica a la innovación, sacándola de su contexto local, haciendo que se vuelva banal y estándar.

Tensiones y debates en torno a las innovaciones por el uso

Cuando son confrontadas con el cambio de escala que suscita la multiplicación de los contribuidores, las innovaciones ascendentes deben aceptar cierto número de desafíos.

1. La dialéctica continente/contenido

La extensión de las dinámicas gratuitas en el mundo de las TIC depende estrechamente de la manera en que se articulan las inversiones orientadas hacia el continente (la innovación técnica) y aquellos que se refieren a los contenidos (las producciones intercambiadas por la nebulosa de contribuidores). Aun cuando ellas sean a menudo paralelas, estas dos dinámicas constituyen dos componentes diferentes de los proyectos con base cooperativa. Ahora bien, el éxito de las innovaciones ascendentes depende a menudo de la tolerancia que sepan mostrar sus iniciadores ante la diversidad de formas de compromiso en su proyecto. No sin dificultad, los promotores del software libre, verdadera aristocracia de técnicos, han debido aceptar abrir su software a utilizadores profanos simplificando las interfaces de sus herramientas como, por ejemplo, con Open Office o Firefox. Los sitios contributivos deben tolerar una misma diversidad de participaciones que va desde el desarrollo informático hasta la corrección de faltas de ortografía. Los animadores de Wikipedia se esfuerzan, por ejemplo, por ampliar los medios sociales de sus contribuidores, con el fin de que los artículos ¬sobre la Edad Media no sean exclusivamente redactados por informáticos aficionados de la cultura gótica, sino también por profesores de historia, apasionados por las catedrales y lectores de Chrétien de Troyes. El desarrollo de las innovaciones con base cooperativa se juega pues en la manera en que ellas llegan a extraerse de la cultura técnica en la cual nacieron, sin renegar por ello de los principios de comportamiento abierto y colaborador que importaron del mundo de la informática.

2. Politización/despolitización

En el curso de su desarrollo, las innovaciones por el uso deben, a menudo, hacer frente a un momento de redefinición de su proyecto inicial. En efecto, las inversiones iniciales de las cuales eran el soporte presentan frecuentemente objetivos militantes afirmados, sobre todo cuando sus impulsores hacen de la apropiación de tecnologías un medio de resistir y de concebir alternativas al mundo mercantil. Sin embargo, al dar cabida a nuevas formas de contribución y tolerar una amplia diversidad de compromisos, los proyectos con base cooperativa son a veces colonizados por usos más cercanos al consumo de servicios gratuitos que al compromiso en una informática “ciudadana”. Es el caso, por ejemplo de las telecargas que usan herramientas libres P2P o accesos “oportunistas” a la red wifi. El cambio de escala parece diluir la vocación inicial de las innovaciones y genera toda una serie de dilemas para los conductores de proyectos, como fue el caso en las primeras comunidades wifi. Estas tensiones normativas están inscriptas en el corazón de la mayoría de las innovaciones por el uso. A menudo, por otra parte, juegan un efecto positivo sobre las capacidades de innovación, favoreciendo la multiplicación de las contra-iniciativas y de los efectos de corrección. Pero esta oposición entre “puro” e “impuro” puede también constituir un peligro mortífero para los proyectos con base cooperativa. Así pues la instauración de una gobernabilidad pluralista de las innovaciones con base cooperativa, tolerante con la diversidad de las razones que tienen los actores para comprometerse, parece a menudo indispensable para su éxito.

3. Los riesgos de desintegración

Las innovaciones por el uso viven siempre bajo la amenaza de la desintegración del colectivo inicial. Esta se perfila primeramente en el momento de la ampliación del núcleo de los fundadores a nuevos integrantes, ¬momento crucial del desarrollo de las innovaciones con base cooperativa donde se juega la distribución de tareas entre antiguos y nuevos y el mantenimiento de la autoridad simbólica de los fundadores en la conducción colectiva del proceso. Pero el riesgo de desintegración aparece sobre todo con la proliferación de las innovaciones complementarias aportadas por el segundo círculo de los reformadores. Estos aportan especificaciones nuevas al proyecto fundador, pero sucede también que “bifurcan” para crear un proyecto paralelo. Esta tendencia a la desintegración aparece hasta como una constante en el universo de las innovaciones ascendentes: multiplicación de las licencias libres, distribuciones de Linux, herramientas de CMS, desarrollo de la “bifurcación” AGORA a partir de SPIP, etc. Estas lógicas centrífugas son las consecuencias de la necesaria diversificación de los servicios que conducen a las innovaciones por el uso a buscar el mejor ajuste a una multiplicidad de contextos. Pero ellas obligan también a los portadores de innovaciones a mantener estándares de interoperabilidad entre los servicios que generan.

4. La articulación con el mundo mercantil

El desarrollo de la infraestructura técnica de los proyectos gratuitos se vuelve rápidamente crítico cuando se amplía la nebulosa de los contribuidores. Así pues es necesario encontrar financiamientos que cubran la gestión técnica de los proyectos (albergue, banda, etc.), pero también a veces atribuir salarios a los animadores de sitios, con el fin de liberarlos de un voluntariado que se vuelve extenuante con el crecimiento de las contribuciones, como en el caso de IMDb. Las innovaciones por el uso se vuelven entonces hacia patrocinantes institucionales (universidades, programas de apoyo gubernamental) o privados (fundaciones, mecenas, donaciones privadas). Pero ellas se prestan también a articulaciones más complejas con el universo mercantil, manteniéndolo al mismo tiempo al margen de sus proyectos con servicios de adaptación y de personalización de la innovación, como es el caso de las sociedades de servicios desarrolladas en torno al software libre (RedHat) o del sistema de retribución por los servicios mercantiles ante los cuales ellas producen efectos externos positivos, como lo atestigua el reciente partenariado de ¬Google con Wikipedia.

5. El reconocimiento de la creatividad de los usuarios

Como lo señala Eric Von Hippel, las innovaciones de los usuarios constituyen un hecho externo positivo para el mundo mercantil y un factor de crecimiento del bienestar social para la sociedad en su conjunto. Al permitir identificar necesidades y conocer usos de bajo costo, ellas constituyen un espacio de exploración de nuevas necesidades sociales sin duda más eficaces que los grupos de creatividad que el marketing trata de desarrollar pidiendo a cobayos improbables imaginar sus usos de las tecnologías futuras. Las innovaciones por el uso alientan la creatividad y ofrecen servicios de utilidad social que responden a necesidades específicas que el mercado no sabe o no quiere satisfacer. Por eso es útil aportar un mejor reconocimiento a la creatividad y a la inventiva de los usuarios en el campo de las TIC y reforzar las condiciones que la hacen posible, preservando el carácter flexible, abierto y no apropiable de las tecnologías de Internet. Las innovaciones por el uso que mucho han aportado al dinamismo de Internet son actualmente amenazadas por el refuerzo de las lógicas propietarias, atestiguado por el endurecimiento de las reglas de propiedad intelectual o el cierre de ciertos dispositivos técnicos (DRM). Aun cuando los usuarios tengan que encontrar todavía su propio camino a través de las limitaciones tecnológicas y las prescripciones comerciales, sería sin embargo lamentable que se cierre el espacio de innovación y de creatividad de Internet.

8 de mayo de 2006

couverture du livre enjeux de mots Este texto es un extracto del libro Palabras en Juego: Enfoques Multiculturales sobre las Sociedades de la Información. Este libro, coordinado por Alain Ambrosi, Valérie Peugeot y Daniel Pimienta, fue publicado el 5 de noviembre de 2005 por C & F Éditions.

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