El concepto de una sociedad y economía post-industrial fue mencionado por primera vez en los años cincuenta, cuando los investigadores se percataron de que existía una expansión gradual de las secciones no agrícolas, no industriales de las economías industriales avanzadas. Al constatar que estas secciones constituían la base de una nueva economía incipiente, el término “post-industrial” fue empleado con frecuencia para describir esta economía. Esto implicaba que los rasgos principales de esta nueva economía aún no estaban lo suficientemente claros o no se entendían lo suficiente, por lo que la nueva economía fue definida simplemente en términos de la economía anterior que estaba reemplazando.

Los primeros estudios de la economía “post-industrial” la consideraron erróneamente como una economía de servicios. Uno de los primeros autores en reconocer correctamente la característica principal de la nueva economía incipiente fue Machlup (1962), quien para describirla empleó el término “industria basada en el conocimiento”. Él descubrió que en el año 1959, las ocupaciones que generaban conocimiento habían superado en número a las demás. Sin embargo, en 1973, autores como Daniel Bell (1973) seguían refiriéndose a la economía incipiente como economía “post-industrial”. En 1977, Marc Uri Porat (1977), a quién más tarde se unió Rubin, escribió un ensayo de 9 volúmenes, que midió y estimó el alcance de esta economía, y describió este sector emergente como “economía de la información”. Desde entonces su obra ha sido muy citada como la primera obra importante en que se empleó el término “economía de la información”.

Cuando la tecnología digital posibilitó la producción sin límites de copias exactas de textos, imágenes, sonido, video y otros materiales de información, la economía de la información creció rápidamente. Con el surgimiento de Internet y después de la World Wide Web, la economía de la información maduró gradualmente hasta convertirse en la floreciente economía de la actualidad.

Uno de los más recientes esfuerzos por estimar el alcance de la economía de la información de Estados Unidos fue realizado por Apte y Nath (2004), quienes llegaron a la conclusión de que la participación del sector de la información de los Estados Unidos en el PNB aumentó “de aproximadamente 46% en 1967 a aproximadamente 56% en 1992, y a 63% en 1997.”

Información: de un sector a toda una economía

La definición más citada de “economía de la información” es la de Porat, quien distingue entre dos dominios económicos: el dominio de la materia y la energía, y el dominio de la información. A este último lo llamó sector de la información y el primero incluye los sectores agrícola e industrial. El sector de la información se refiere a la transformación de la información “de un formato a otro.

Una economía se convierte en una economía de la información cuando el trabajo relacionado con la información comienza a superar al trabajo relacionado con otros sectores. Según las valoraciones de varios sectores realizada por Porat, esto ocurrió en 1967, cuando el 53% de la mano de obra norteamericana realizaba un “trabajo de información.”

Porat clasifica el sector de la información en dos sectores, el sector primario de la información y el sector secundario de la información. Los trabajadores del “sector primario de la información” son aquellos que se relacionan casi totalmente con la creación o gestión de la información, como los científicos, escritores, bibliotecarios, etc. Los trabajadores del “sector secundario de la información” son aquellos que trabajan principalmente en cuestiones no relacionadas con la información, pero cuya labor implica un trabajo de información como aspecto secundario. Estos últimos son los trabajadores de empresas e industrias que no son de la información, pero generan información para uso interno en la producción de mercancías agrícolas o industriales (es decir que no son información).

Porat incluye en el sector primario de la información a las siguientes industrias:
1) producción de conocimientos e invención (I+D y servicios de información privados);
2) distribución de la información y comunicación (educación, servicios de información públicos, telecomunicaciones);
3) gestión de riesgos (industrias de seguro y finanzas);
4) búsqueda y coordinación (industrias de correduría, publicidad);
5) servicios de procesamiento y transmisión de la información (procesamiento de la información por computadoras, infraestructura de las telecomunicaciones);
6) mercancías de la información (calculadoras, semiconductores, computadoras);
7) actividades gubernamentales seleccionadas (educación y servicio postal);
8) instalaciones de apoyo (edificios, mobiliario de oficina);
9) la venta al por mayor y al por menor de los productos y servicios de información.

Porat incluye en el sector secundario de la información a “todos los servicios de la información generados para consumo interno por el gobierno y las empresas no pertenecientes a la esfera de la información”, exceptuando las actividades gubernamentales que pertenecen al sector primario de la información como la educación y la impresión, pero incluyendo actividades gubernamentales tales como planificación, coordinación, supervisión, control, evaluación y toma de decisiones. También se incluyen en el sector secundario de la información las áreas de las empresas e industrias privadas no pertenecientes a la esfera de la información involucradas en labores de información o de la producción de información no destinada a la venta o arriendo en el mercado, pero que apoyan solamente la producción de productos no pertenecientes a la esfera de la información, entre los que se incluyen los servicios internos de procesamiento de datos y de biblioteca.

La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) ha adoptado la definición de ¬Porat en sus estudios sobre la naturaleza, el alcance y el crecimiento de las economías de la información. Otras definiciones de la “economía de la información” son variantes de la definición de Porat o la de Machlup.

Las fronteras elusivas de la economía de la información

La cuestión referida a qué actividad o producto se considera parte de la economía de la información, presagiada por las diferencias entre los enfoques de Machlup y Porat, continúa suscitando los debates actuales sobre la economía de la información. Por ejemplo:

- ¿Deben incluirse en el sector de la información las actividades productoras de información en las empresas que por sí mismas no generan productos de información para el mercado? A fin de cuentas, toda ocupación produce y gestiona información. Los agricultores, los mecánicos, los niños limpiabotas y los conserjes también necesitan información, la producen, y la utilizan para sus propios fines. Como no generan productos de información para la venta o intercambio, hay quienes consideran que no deben formar parte del sector de la información.

- ¿Deben incluirse o no, al estimar el alcance del sector de la información, las salidas intermedias (que sirven como entradas para otras actividades de la producción)?

- ¿Debe limitarse el sector de la información solo a las actividades que producen información, o debe abarcar también las que gestionan, distribuyen, muestran, etc. la información?

- ¿Deben considerarse parte del sector de la información las industrias que producen bienes tangibles (por ejemplo, computadoras, monitores, enrutadores, etcétera)?

- ¿Deben ser considerados parte del sector de la información los servicios que proporcionan información, pero no productos de información para el mercado (por ejemplo: un médico que emite un diagnóstico o administra medicamentos)? Puede decirse que no, porque el servicio que proporcionan no tiene el mismo costo marginal de producción, aproximadamente cero, que la generación de los productos de información.

- ¿Deben incluirse las categorías basadas en las cuentas existentes del ingreso nacional, o deben incluirse las actividades no incluidas en esas cuentas - quizás porque antes no existían?

- ¿Los estimados de la contribución del sector de la información al PNB deben basarse en el “valor añadido” o en la “demanda final”? La demanda final se basa en las ventas del producto, mientras el valor añadido se basa en el ingreso.

- ¿Debe definirse la economía de la información en relación con su alcance con respecto a otros sectores de la economía, o cuando se haya alcanzado un nivel específico de informatización dentro de una economía?

- ¿Son los enfoques monopolizadores como las patentes y los derechos de autor, normalmente conocidos como derechos de propiedad intelectual (DPI), los medios más apropiados de propiedad sobre la información?
Apte y Nath (2004) resumieron las diferencias entre los enfoques de Machlup y Porat. Un análisis más profundo puede encontrarse en Huber y Rubin (1986).

Como pudo apreciarse anteriormente, aunque la economía “post-industrial” ya ha sido identificada de forma clara como una “economía de la información”, continúa el debate en torno a cuáles actividades y qué productos deben ser clasificados dentro del sector de la información de dicha economía.

Una gama de productos e instalaciones que tienen un impacto en el proceso de producción

1. Una economía de la información es una economía en la que el sector de la información llega a ser más dominante que los sectores agrícola o industrial de la economía.

2. El sector de la información es la parte de la economía que se ocupa de la creación, gestión, procesamiento, transmisión, distribución, y empleo de la información, donde la información se define como la reducción de la incertidumbre, y la incertidumbre es una medida del número de posibilidades. La unidad más pequeña de información es el bit que resuelve la incertidumbre entre dos resultados igualmente posibles. La información es un ente no material, sin energía y solo toma forma física cuando se almacena en un medio físico (como en un disco duro) o se comunica en forma física (como en una señal de radio).

3. Según esta definición, la información incluye programas, bases de datos, música, video, contenido de un libro, diseños, información genética, memorias orgánicas y humanas, y otros entes que eventualmente puedan ser representados, almacenados y comunicados en forma de bits. Éstos pueden llamarse productos de información. En ocasiones son incluidos dentro de la categoría de contenido de la información. Entre los productos de información se incluyen productos que no son puramente información, pero que contienen una cantidad de información tal que aporta la mayor parte del precio del producto. También incluyen los números de Protocolo de Internet (IP), nombres de dominio, formatos, normas, y aspectos similares empleados en los equipos e instalaciones de la información.

4. La economía de la información también incluye el equipamiento físico y las instalaciones empleados para la generación y el procesamiento de la información, aun cuando este propio equipamiento pudo haber sido producido fuera de la economía de la información. Este equipamiento físico incluye computadoras, equipos de comunicaciones, equipos de conmutación, equipos de conexión de redes, equipos de audio y video, imprentas, estudios y estaciones de radio y televisión, bibliotecas, cines, equipos de secuenciamiento de ADN y otros equipos similares. Todos ellos pueden ser llamados equipos e instalaciones de información.

5. La economía de la información incluye también a las personas que se ocupan de generar y distribuir información.

6. La información es un ente no material, sin energía, y la materia y la energía son necesarias sólo en la medida en que la información deba ser almacenadao comunicada. A medida que la tecnología de la información continúa avanzando, siguen desarrollándose formas de almacenamiento/comunicación de la información que emplean menos materia o energía. Por tanto, el costo de reproducción (es decir, duplicar, hacer copias) de la información se aproxima a cero.

7. El párrafo precedente solo define los aspectos económicos de la información: un producto cuya creación requiere una cantidad importante de materia o energía, pero cuya reproducción no requiere prácticamente ningún costo, conduce a una economía que es unívocamente diferente a la economía de productos físicos (es decir, productos que contienen en cada unidad una cantidad establecida de materia y energía consumida, que se reflejará inevitablemente en el costo de dichos productos). Los productos de información pueden reproducirse prácticamente sin costo alguno (es decir, un costo marginal de producción de casi cero), lo cual significa que una vez creado, la carencia de este producto puede erradicarse prácticamente sin costo alguno. Por consiguiente, un estudio de la economía de la información no sólo debe implicar un estudio convencional de los aspectos económicos de la escasez, sino también un estudio de los aspectos económicos de la abundancia.

8. Hoy resulta posible ser propietario de productos de información a través de un mecanismo llamado derechos de propiedad intelectual (DPI), que incluye mecanismos estatutarios monopolizadores tales como las patentes y los derechos de autor. Los DPI crean una carencia artificial, al negar la abundancia potencial de un producto de información una vez creado y permitir a los titulares de los DPI mantener artificialmente el precio de un producto de información a un nivel arbitrario. Una economía de la información que se basa en mecanismos monopolizadores tales como los DPI para recompensar la actividad intelectual puede llamarse economía de la información monopolizadora. En el futuro, podremos ver también el surgimiento de economías de información no monopolizadoras, donde la actividad intelectual será recompensada sólo a través de medios no monopolizadores, que le permitan al público disfrutar plenamente de la abundancia de productos de información una vez creados. Los equipos e instalaciones de información son poseídos de la misma manera tradicional en que se posee un equipo industrial y la tierra, aun cuando aspectos individuales de tales equipos e instalaciones de información puedan contener también material patentado o registrado.

En las economías de información monopolizadoras, los pagos por el uso tanto de los productos de información como de los equipos e instalaciones de información, no incluyen ninguna transferencia de propiedad, sino solo un permiso temporal para utilizar el producto, equipo o instalación. Por tanto, estos pagos adquieren la forma de arriendo. Las clases acaudaladas de la economía de la información, que poseen productos de información, equipos o instalaciones, son, por consiguiente, clases que pretenden arrendar. Estas clases arrendadoras pueden ser denominadas terratenientes del ciberespacio o cibertenientes.
Conceptos relacionados, variante(s)

- El sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) incluye los artículos del sector industrial y el sector de la información relacionados con el almacenamiento, gestión, procesamiento, transmisión, presentación y empleo de la información. Pueden ser productos tangibles o intangibles.

- El comercio electrónico se refiere al uso de Internet y otras infraestructuras nacionales o internacionales de comunicaciones para iniciar o realizar transacciones comerciales, tales como consultas, presentación de pedidos, realización de pagos o transacciones de documentación.

- A menudo se emplea como sinónimo de la economía de la información el término “economía del conocimiento” o incluso “industrias del conocimiento” o “industrias basadas en el conocimiento”. Estos fueron los términos utilizados originalmente por Machlup. Aún se emplean como término común para referirse a la economía de la información. Aunque ambos términos parecen diferentes, algunos autores consideran que el término “economía del conocimiento” es el más general, mientras otros creen que es “economía de la información”.

El autor del presente artículo prefiere el término “economía de la información” porque es la información, no el conocimiento, lo que se transfiere o se intercambia. La información se convierte en conocimiento sólo después que es procesada internamente de manera apropiada por una persona. Personas que adquieran el mismo conjunto de información pueden generar ¬internamente diferentes tipos de conocimientos partiendo de ese mismo conjunto de información. Además, las ciencias de la información tienen una definición muy específica y generalmente aceptada de información en términos de resolver la incertidumbre y los medios y unidades para medirla, pero no existe una definición o unidad de conocimiento generalmente aceptada.

2 de enero de 2006

couverture du livre enjeux de mots Este texto es un extracto del libro Palabras en Juego: Enfoques Multiculturales sobre las Sociedades de la Información. Este libro, coordinado por Alain Ambrosi, Valérie Peugeot y Daniel Pimienta, fue publicado el 5 de noviembre de 2005 por C & F Éditions.

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