La primera fase de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI), que culminó en la reunión de Ginebra de diciembre de 2003, dejó dos temas cruciales pendientes. El primero de ellos apunta a cómo financiar la implementación adecuada de las tecnologías de información y comunicación para el desarrollo (TICD, o por sus siglas en inglés, ICT4D). Esto implica, sobre todo en los países menos desarrollados, la elevación de la tasa de rentabilidad en las áreas de infraestructura, capacitación y sustentabilidad, además de la inclusión digital. El informe final elaborado por un grupo de trabajo creado especialmente por la ONU (la Fuerza de Tarea en Mecanismos de Financiamiento, FTMF, o TFFM por sus siglas en inglés) se divulgó oficialmente en enero de 2005.

El segundo tema se refiere a la gobernanza global de Internet - cómo crear, mejorar o adaptar mecanismos globales que permitan discutir los temas centrales derivados de la presencia cada vez más extensa de Internet en la economía, política, sociedad y cultura de todas las naciones. Temas como la definición y distribución de nombres de dominio y números IP, costos de conexión entre los países, derecho de acceso a la infraestructura y a la información, libertad de expresión, seguridad y uso adecuado, entre otros. A este respecto la ONU también creó, de acuerdo al Plan de Acción aprobado en la CMSI de Ginebra, un grupo internacional para abordar el tema - el Grupo de Trabajo sobre Gobernanza de Internet (GTGI, o WGIG por sus siglas en inglés), conformado por 40 miembros provenientes de varios países y de varios grupos de interés (gobiernos, sector privado, sector académico, organizaciones de la sociedad civil). El informe final del GTGI se presentó en sesión pública el 18 de julio en Ginebra. Ambos informes servirán de base para el proceso preparatorio de la segunda fase de la CMSI/WSIS, a ser realizada en Túnez en noviembre de 2005.

La gobernanza global de Internet es un tema complejo, que involucra poderosos intereses. Después de todo, se trata de definir o perfeccionar la coordinación global de los diferentes componentes de la red, desde la infraestructura hasta los métodos adecuados de la eventual supervisión de contenido (que abarca temas que van desde la pornografía infantil hasta el uso indebido del e-mail para fraudes). Un consenso existe ya: de la manera en que está no puede continuar. No existe un foro mundial para establecer acuerdos efectivos en relación a Internet para compartir de una forma justa los costos de conexión entre países, para definir políticas eficaces contra el “spam” y el “phishing”, para garantizar la libertad de expresión, el derecho a la información y muchos otros derechos (y deberes) que, con la presencia inevitable de Internet en nuestras vidas - así como en la vida de las personas que no tienen acceso a la misma - pasan a ser cruciales.

Un componente fundamental de la gobernanza es ejercido por una organización civil sin fines de lucro creada por el gobierno del presidente Clinton en California en 1998 (la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números, conocida por la sigla en inglés ICANN - Internet Corporation for Assigned Names and Numbers). Esta organización coordina la distribución mundial de nombres de dominio de primer nivel (tanto los globales, conocidos como gTLDs o sTLDs, tales como “.com”, “.net”, “.org”, “.aero”, entre otros; como los nacionales, o ccTLDs, tales como “.br”, “.iq”, “.fr”, entre otros), a través de la gestión de los servidores raíz que permiten asociar tales dominios a direcciones IP (números que identifican de forma inequívoca cualquier computador conectado a Internet) y, de esta manera, localizar los computadores respectivos en cualquier parte de Internet. La organización coordina al mismo tiempo, la distribución mundial de las direcciones IP y la adopción de los protocolos de comunicación utilizados por la red. Este conjunto de atribuciones de la ICANN es lo que se puede llamar como “gobernanza de la infraestructura lógica” de Internet.

En realidad, esta gobernanza es llevada a cabo por lo que denomino el “sistema ICANN”. Una serie de mecanismos internos para consulta y orientación que se crearon en el interior de la organización, que contemplan la administración de los nombres de dominio globales (GNSO y una asamblea de usuarios no comerciales, la NCUC), la distribución de números IP (ASO/NRO), el espacio de los usuarios (ALAC), el espacio de los gobiernos (GAC), la organización de los administradores de dominios de país (ccNSO), entre otros. La ICANN y este conjunto de mecanismos orgánicos internos, además de algunos externos como la IETF, organismos afines como la ISOC, y por lo menos una empresa grande que ejerce el casi monopolio del comercio mundial de nombres de dominio globales (la Verisign), constituyen el “sistema ICANN” de gobernanza de la infraestructura lógica de la red - el único sistema global de gobernanza creado específicamente para Internet hasta el momento.

El control sobre la ICANN es ejercido por el gobierno de EEUU a través de contratos que involucran a la propia organización, al gobierno federal y a la empresa Verisign. Uno de estos contratos, un memorándum de acuerdo (Memorandum of Understanding) entre la ICANN y el Departamento de Comercio, expirará a finales de septiembre de 2006 - significando esto que la ICANN empezaría a operar de manera más autónoma (aunque aún dependiente, como organización no gubernamental nacional, de las leyes federales de EEUU y del estado de California). Sin embargo, el gobierno de EEUU en declaración reciente acaba de dejar claro que aún con la expiración del memorándum, no permitirá que el control real sobre la infraestructura lógica deje de pertenecer a los Estados Unidos, alegando razones de “seguridad y estabilidad” de la red.

El hecho es que el conjunto de los contratos mencionados permite que EEUU tenga base legal suficiente para tomar esta posición. Dicho de otro modo, la relación formal entre la ICANN y el Departamento de Comercio es de tal manera que la ICANN funciona como una concesionaria de servicios (“incumbent”) que depende de la regulación del gobierno federal de EEUU - igual que la relación entre una empresa de telecomunicaciones y la FCC (Comision federal de comunicaciones).

En la práctica, es un hecho que el proceso de toma de decisiones sobre la creación, delegación y redelegación de nombres de dominio globales (gTLDs o sTLDs) es un proceso de negocios, con la ICANN actuando como una bolsa de valores (“bourse”) o como agente (“broker”), que aprueba o no una nueva combinación de letras como un “commodity”. Hoy, esta actividad consume prácticamente todo el tiempo y los recursos de la organización, que a su vez tiene su presupuesto financiado básicamente por el propio negocio de g/sTLDs - haciendo a la ICANN intrínsicamente dependiente y parte interesada del negocio. Concluir que el proceso decisivo de cualquier nuevo gTLD o sTLD, o de redelegación de cualquiera de los ya existentes es influenciado por esta relación comercial, es trivial.

No es otra la explicación del hecho que la ICANN haya arriesgado su pellejo en la aprobación de gTLD “.xxx”, inclusive con la oposición explícita o implícita de varios miembros del Consejo, e inclusive conociendo que habría resistencia de gobiernos y comunidades - en esa necesidad de recaudar más recursos para un presupuesto cada vez mayor, a través de los “registries” de g/sTLDs, la ICANN ignora que un dominio global involucra mucho más que el retorno de una inversión, requiriendo consideraciones de tipo extra-económica y tomando en cuenta que el GAC (gobiernos) es muy frágil para expresar estas visiones a tiempo o de manera efectivamente representativa.

Por otro lado, una de las demandas mundiales es que la gobernanza de la red como un todo (y no sólo de su infraestructura lógica) pase a ser efectivamente global, democrática, transparente y pluralista - es decir, con representación de todos los grupos de interés en el proceso decisivo. Algunos países llegan a defender que la gobernanza de la infraestructura lógica se le entregue a la UIT/ITU (Unión Internacional de Telecomunicación), un organismo de la ONU en el que más de 180 gobiernos y cerca de 650 empresas de telecomunicaciones están representados, pero que no se caracteriza (como de otro modo cualquier otra agencia de la ONU) por la democracia, transparencia y pluralismo.

A pesar de los esfuerzos de la ICANN para mostrar que es transparente y democrática, algunos resultados de su trabajo apuntan en otra dirección, como en el reciente caso de la “redelegación” del gTLD “.net”, y en el ¬proceso de indicación de dirigentes, que es manipulado por miembros del propio comité de nombramiento de la organización - a pesar del hecho ya mencionado de que la organización es financieramente dependiente de las empresas que comercializan los nombres de dominio globales. La declaración reciente del gobierno de EEUU sólo contribuyó a profundizar la percepción mundial de esta dependencia de la organización al gobierno de los Estados Unidos.

Es fundamental buscar organismos globales de gobernanza de un nuevo tipo, que puedan funcionar como foros de resolución de disputas y también como mecanismos de coordinación, recomendaciones y normatización sobre los diversos temas relacionados a la red (que van desde la administración de nombres y números hasta la libertad del conocimiento). Si esto significa una única organización o un conjunto de organizaciones globales, con estructuras diferenciadas para las diferentes funciones, está en discusión.

El GTGI trató de analizar los diferentes escenarios de esta estructura y proponer algunas alternativas para el debate que tendrá lugar desde ahora hasta Túnez. Desafortunadamente las “propuestas” presentadas en el informe del GTGI no se abordaron con la suficiente profundidad y, ayudan poco en la precisión de todos los complejos detalles de un nuevo sistema de gobernanza y de la correspondiente convención internacional que lo legitime ante todos los gobiernos nacionales.

Si existen dos consensos claros en el informe final del GTGI, son, en primer lugar, que la gobernanza mundial de cualquier componente de Internet no puede estar bajo la hegemonía de un único gobierno; en segundo lugar, que es necesario y urgente un fórum global, incluso si al principio tan sólo tenga funciones de consulta y resolución de disputas. Los miembros de organizaciones de la sociedad civil en el GTGI fueron decisivos en el proceso que coincidió para esta visión. En las propuestas presentadas por el GTGI, se espera que de algún modo la actual ICANN pueda convertirse en un organismo global efectivo, independiente y autónomo (posiblemente a través de un Acuerdo de Sede con el gobierno de EEUU) para incluirse en la nueva estructura de la gobernanza.

Sin embargo, falta mucho más que la simple real internacionalización de la ICANN. Dos ejemplos entre los considerados por el GTGI como los componentes más importantes (entre más de 40 temas) de un futuro sistema global de gobernanza de Internet son ilustrativos: la interconexión internacional y la seguridad en el intercambio de mensajes.

Si Internet es muchas veces considerada un espacio global horizontal de intercambio de información, la dura realidad muestra lo contrario en los aspectos claves de la red. La interconexión revela en la práctica una “cadena alimentaria” en cuyo tope están las grandes operadoras de las espinas dorsales de la red (“backbones”), de las cuales las multinacionales norteamericanas son las principales. Si la conexión física se rige por acuerdos internacionales de telecomunicaciones negociados en el ámbito de la UIT, lo mismo no sucede con la capa de transporte de datos.

En realidad, lo que está en juego es quién paga por el ancho de banda de Internet entre países, en vista de que por lo general el costo involucra una conexión bidireccional (es decir, usuarios en cualesquiera de los países pueden tener acceso en principio a todos los servicios de Internet ofrecidos en los dos países). Si estamos hablando de una conexión entre dos países de niveles de desarrollo similares (Australia y EEUU, por ejemplo), actualmente casi siempre existe una negociación bilateral que establece un arreglo de pago mutuo aceptable para las dos partes. Adicionalmente, si los países son de culturas e idiomas similares, esta negociación se facilita todavía más, y normalmente no involucra la intervención de gobiernos. Como resultado, el costo de acceso a Internet para el usuario final es de magnitud similar para todos los países desarrollados, variando apenas el costo de telecomunicaciones local implicado. En los países en que se cobra una suscripción de valor fijo mensual sin cargo por pulsos adicionales, como en EEUU y el Canadá, el costo total de conexión vía línea telefónica (sumando la cuenta telefónica con la cuenta del proveedor de Internet) es generalmente menor que en los países europeos, en los cuales se cobran pulsos por tiempo de conexión - limitante eliminada en las conexiones por línea telefónica vía sistemas xDSL (conocidas como “conexiones de banda ancha”).

La situación es extremamente desfavorable en los países menos desarrollados, que tienen poco o ningún contenido de interés internacional para ofrecer. En estos casos, el poder de intercambio bilateral es nulo, y sin ningún tipo de intervención internacional, estos países tendrán siempre la conexión más costosa para los usuarios finales (el extremo inferior de la “cadena alimentaria” de la conexión), lo que es agravado por el bajo poder de compra de estos usuarios y por una infraestructura local ineficaz y/o mal distribuida de conectividad. En general, en estos casos el país sólo estará conectado a Internet si paga la totalidad de los costos de ancho de banda disponible (medida usualmente, para la mayoría de los países, en megabites o gigabites por segundo), inclusive si los usuarios del país más rico usan servicios ubicados en servidores de un país más pobre. No existe ningún acuerdo o convención internacional tan siquiera en discusión para hacer esta relación menos desigual. La gobernanza global de Internet tendrá que resolver este problema para no perpetuar la brecha cada vez mayor de conectividad entre naciones desarrolladas y naciones empobrecidas.

En relación a la seguridad, no hay un organismo, mecanismo o fórum global de gobernanza establecido por convención internacional. Existen iniciativas privadas, como la red mundial de CERTs y organizaciones similares, así como redes que buscan combatir el llamado “spam” (envío de correo electrónico no solicitado y con identificación de origen falso), pero es necesario crear mecanismos mucho más efectivos, que se ocupen de las medidas preventivas y del desarrollo de sistemas seguros de intercambio de mensajes que puedan ser mundialmente uniformados.

El intercambio de mensajes sin mecanismos consensuados y efectivos de autenticación de origen es el problema más grave de seguridad de Internet para el usuario final. A través de las vulnerabilidades de los sistemas de intercambio de mensajes, millares de usuarios son victimas de robo de contraseñas y de códigos de identificación a través de métodos de ingeniería social a través del “spam” (como el llamado “phishing”, que es la “pesca” de contraseñas y números de identificación a través de “spams” con contenido engañoso, asociado a un sitio Web temporal del cual el usuario baja involuntariamente un programa nocivo).

Estos son ejemplos graves de temas de gobernanza que están fuera del objetivo de la ICANN y de cualquier otra organización existente. Inclusive los temas para los cuales existen organizaciones internacionales o agencias de la ONU (como la OMPI/WIPO para el caso de las patentes, copyrights y marcas, o los llamados “derechos de propiedad intelectual”, o aún las organizaciones vinculadas al comercio internacional), estas organizaciones no cubren adecuadamente las demandas y resultados de los eventos, transacciones y procesos en el ámbito de Internet.

Lo que ocurrirá en el debate de los subcomités temáticos preparatorios de la CMSI que tendrán lugar desde ahora hasta Túnez, sólo el tiempo lo dirá, pero es crucial que las organizaciones civiles estén participando intensamente en el proceso para insistir en la pluralidad, transparencia y democracia como bases centrales de cualquier mecanismo global de gobernanza futuro, y que temas como los ejemplificados y decenas de otros señalados por el GTGI se tomen en cuenta.

Glosario de siglas

ALAC — At-Large Advisory Committee
ASO - Address Supporting Organization
ccNSO - Country-code [Domain] Names Supporting Organization
ccTLD - Country-code top-level domain
CERT - Computer Emergency Response Team
WSIS - World Summit on the Information Society
FCC - Federal Communications Commission
GAC - Government Advisory Committee
GNSO - Generic [Domain] Names Supporting Organization
WGIG - Working Group on Internet Governance
gTLD - Generic top-level domain
ICANN - Internet Corporation for Assigned Names and Numbers
IETF - Internet Engineering Task Force
ISOC - Internet Society
NRO - Number Resource Organization
WIPO - World Intellectual Property Organization
sTLD - Sponsored top-level domain
ITU - International Telecommunication Union
xDSL - Digital subscriber line (ex.: ADSL)
WIPO - World Intellectual Property Organization
WGIG - Working Group on Internet Governance
WSIS - World Summit on the Information Society

19 de enero de 2006

couverture du livre enjeux de mots Este texto es un extracto del libro Palabras en Juego: Enfoques Multiculturales sobre las Sociedades de la Información. Este libro, coordinado por Alain Ambrosi, Valérie Peugeot y Daniel Pimienta, fue publicado el 5 de noviembre de 2005 por C & F Éditions.

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